12 de del 2021

Rasti y Santillana desarrollaron una propuesta para potenciar la educación tecnológica



En un año tan complejo y fuera de serie como 2020, donde todo lo relacionado a las proyecciones y planificaciones se vieron alteradas por completo, existen pymes que han logrado reconvertirse y afrontar la cuarentena con una pisada más firme. Este es el caso de Rasti. El 20 de mayo esta firma familiar reabrió la planta y logró enfocar toda la producción al mercado juguetero dado que se aproximaba una fecha tan especial como el Día del Niño. Con un cambio de eje, priorizaron esta rama de la empresa y eligieron postergar los lanzamientos de los robots programables para las escuelas como una apuesta a 2021.

 

 

"Más que nunca este año, el juguete se visibilizó porque es un elemento para jugar en casa, para compartir tiempo, estimular a los chicos y sacarlos de las pantallas. Por eso tomó un rol tan importante y se vendió tanto", afirma Daniel Dimare, director de Marketing y RR.II. de Rasti. Y agrega: "La cuarentena nos agarró con un e-commerce propio que nos funcionó muy bien. Desarrollamos un equipamiento simple y mucho más conveniente de robótica para las casas, donde los papás, junto a los contenidos que les brindamos con el producto, pudieron empezar a ver programación en casa con un equipo que vale la mitad de lo que sale el de la escuela".

 

 

ModoBlock es la primera propuesta pedagógica argentina sustentada en tres formatos: libros, contenidos digitales (que incluye software de programación) y equipamiento Rasti (hardware). Si bien, desde febrero de 2019, proveen de equipamiento de robótica y programación a las escuelas, en noviembre de este año decidieron lanzar la alianza con Santillana. La idea es que la editorial venda los libros de texto que cuenten con los contenidos y ejercicios para programar con los equipamientos de Rasti. "Esto surgió principalmente porque los contenidos de programación y robótica ya son obligatorios para incluirlos en las materias de la primaria. Santillana no tenía todavía libros con este tipo de contenido asique, juntos, los desarrollamos. Tratamos que el chico tenga los materiales y, en una forma muy fácil, como para que pueda aprender pensamiento computacional y construir los robots, programarlo y de a poco adquirir estas habilidades", sostiene Dimare.

 

 

El proyecto y elaboración del producto requirió una inversión total de $ 18 millones para desarrollar los equipamientos y todo lo vinculado al contenido y plataforma digital de Santillana.

 

 

 El equipamiento cuesta $ 32.000, se utiliza uno cada 5/10 chicos porque está pensado para que se trabaje en equipo y a cada alumno se le asigna una función: Programador - Secretario que toma nota - El que prepara las piezas - Constructor, etcétera. En un aula de 30 se recomienda entre 3 y 6 equipamientos. El costo de cada libro es de aproximadamente $ 500 y corresponde uno a cada alumno.

 

 

Rasti se encuentra en 133 colegios y es utilizado por alrededor de 40.000 alumnos. De cara al año próximo, estiman llegar a 100 colegios más y, según lo que calculan, esto representaría $ 20 millones.

 

 

Dimare confía en que para el próximo año los colegios tendrán mayores partidas presupuestarias para este tipo de proyectos se puedan llevar adelante.

 

En cinco años, en Rasti esperan duplicar esta cantidad de colegios y unidades, ya que apunta a desarrollar nuevos libros para diferentes niveles de primaria, secundaria con un desarrollo más complejo, vinculado a la inteligencia artificial, y para jardín de infantes también. Según adelantan, están pensando en una alianza con una empresa tecnológica para trabajar con inteligencia artificial. Se encuentran en una etapa inicial de exploración y están analizando cómo implementarlo con los equipamientos que ya cuentan.

 

"Somos una pyme, cinco hermanos y mi viejo. Para nosotros es un orgullo poder entrar al aula y ayudar a los chicos a desarrollar estas habilidades que son realmente para el futuro y el presente. Nosotros lo hacemos con mucho cariño y con mucho orgullo porque al ser pyme las cosas cuestan más pero uno lo hace con mucha pasión", concluye Dimare.