06 de del 2017

Rasti en Diario La Nación



xiste una entrada muy importante en el diccionario de la empresa familiar que comienza con la letra "I". Se trata de la innovación, un componente importante de la continuidad de este tipo de compañías. Contra los prejuicios del "tradicionalismo" de las familias y a pesar de las discusiones intergeneracionales, existen muchos casos de éxito que no les temen a la transformación y a la reinvención. Un panel formado por Darío Ribaudo, gerente de Banca Pyme del Banco Supervielle; Daniel Dimare, director de Marketing de Juguetes Rasti; y Nicolás Pimentel, cofundador de la agencia de innovación +Castro, debatió cómo es innovar en un proyecto en el que conviven la familia y los negocios.

 

La introducción estuvo a cargo de Pimentel, quien comenzó por explicar por qué es clave que las empresas familiares estén al tanto de las novedades y dispuestas a transformarse: "Estamos en un contexto que pone a todas las compañías en la misma posición -dijo-. Hay mucha incertidumbre, porque la tecnología vino a disrumpir muchas de las industrias y genera nuevas necesidades no satisfechas que todas las empresas tienen que tratar".

 

La empresa familiar, ¿es más reacia a innovar? "Falso", exclamó el líder de +Castro. Admitió que "se podría pensar que son más adversas al riesgo", pero que en el mix familiar también están los millennials, una generación que creció con la tecnología y que está más acostumbrada a escuchar historias de cómo la digitalización disrumpió negocios. "La cultura de la prueba y el error entra a cualquier compañía. Quizás al fundador se le pueda hacer más difícil al principio, pero termina ingresando, tal vez por las segundas generaciones", expresó.

 

Este tipo de compañías, ¿corre con alguna ventaja a la hora de innovar?, preguntó Carla Quiroga, moderadora del panel. Para Pimentel, sí. "En comparación con las multinacionales, que tienen ejecutivos que están constantemente viendo qué pasará el próximo trimestre, las empresas familiares tienen otra mirada a largo plazo. No piensan sólo en inversiones, sino también en sus nietos. Tienen una convicción que no tiene un CEO de una corporación global", explicó. Además, dijo que tienen la capacidad de "ir al mercado" mucho más rápido que una multinacional que debe hacer estudios y presentaciones.

 

Más allá de saltearse algunas presentaciones y otros estudios, las compañías no deben dejar de lado la profesionalización a la hora de innovar, apuntó el experto. "Debe haber un mix de profesionalización y al mismo tiempo de intuición", opinó.

 

Dimare contó cómo se vive la innovación dentro de la compañía familiar que fundaron su padre y sus tíos, inmigrantes italianos. Explicó por qué es clave tener libertad para actuar: "Mi padre es muy abierto y nos dejó innovar no solamente en productos, sino también en nuevas formas de comercializar. La industria del entretenimiento y del juguete cambia constantemente y hay que adoptar nuevas tecnologías como impresión 3D o realidad aumentada", resumió.

 

Relató que, en los inicios de la empresa, la producción era commodity, pero que en la década del 70, cuando se abrieron las importaciones, comenzó a diferenciarse: incorporó diseñadores y creó una marca. Sin embargo, en la Argentina los vaivenes no terminan, y en la década del 90 la compañía tuvo que "tapar las máquinas e importar". Dimare ya se había incorporado a la empresa junto a sus hermanos y todos decidieron que si iban a traer productos del exterior, mejor buscar los de calidad. Tras la crisis de 2001, volvieron a fabricar, y esta vez se volcaron a los juguetes didácticos para estimular a los chicos.

 

En esa historia de idas y venidas, la posibilidad de equivocarse a la hora de innovar siempre existe y Dimare repasó las "creaciones fallidas" o adelantadas a su tiempo. El primer caso fue un e-commerce a inicios de 2000, que estuvo cinco años sin mucha actividad, hasta que el comercio electrónico comenzó a florecer. "Mi papá no lo entendía, pero le explicamos y nos dejó probar", recordó. Luego, se refirió a una línea de cosmética infantil que no resultó tras tres años de vida y también unos ladrillos con motores y sensores para programar, que tampoco tuvieron una vida larga porque "fueron demasiado novedosos para 2003", el año en el que los lanzaron.

 

Luego destacó la importancia de que la cultura de la empresa sea lo suficientemente abierta como para permitir la transformación y la creación, y advirtió que existe una frase que mata toda innovación: "Viste, yo te dije que eso estaba mal", como repiten algunos padres cuando intentan dar lecciones a sus hijos. Dimare contó que la compañía se financió durante 30 años con reinversión propia, pero a partir de 2002 recurrió a programas de financiamiento para las pymes como ayuda para apalancarse. "Lanzamos líneas de productos gracias a estos préstamos que de otro modo hubiesen sido un fracaso. Hoy los bancos son un aliado para poder crecer y mejorar. Lo que sí es importante es que las empresas familiares seamos prolijas, porque se escucha mucho que es difícil acceder a créditos, pero hay que ver cómo tienen la contabilidad", opinó.

 

En ese sentido, Ribaudo también insistió en la profesionalización de las compañías familiares para acceder al financiamiento. "El tema es no caer en trampas que no nos permitan salir de la idea de la autosuficiencia del fundador o del creador del negocio, trampas que nos hagan no profesionalizar en líneas gerenciales especificas o no tener un plan de negocios concreto", apuntó, y resaltó la importancia de trabajar sobre el flujo de fondos para poder planificar. Añadió: "Las pymes argentinas, y sobre todo las familiares, sortearon innumerables crisis. En general, las que crecieron siempre planificaron y tuvieron cierta robustez desde sus estados contables que les permitió estar debidamente capitalizadas y con un acceso importante al crédito para poder soportar cimbronazos".

 

Para finalizar, explicó que las empresas familiares aún consideran al sistema financiero "un mal necesario", pero que cada vez están abriéndose más porque entienden la necesidad de acceder al crédito para innovar y para mejorar. "Tenemos una mirada de relacionamiento cotidiano y queremos que nos vean como una de las patas necesarias para un crecimiento sustentable", concluyó.

 

Ventajas y desafíos


Daniel Dimare


"Mi padre es abierto y nos deja innovar en formas de comercializar y productos, porque la industria del juguete cambia constantemente "

 

Darío Ribaudo


"La clave es que las empresas familiares estén debidamente capitalizadas para poder soportar cimbronazos"

 

Nicolás Pimentel


"Las empresas familiares tienen agilidad para ir al mercado mucho más rápido que una multinacional, que tiene que hacer decenas de estudios y presentaciones"

 

Fuente: La Nación